Cómo fumar un puro (parte 1)
Fumar un puro es muy fácil si te dejas llevar. Al día debe de haber miles de personas en el mundo haciéndose esa pregunta. Miles, aunque parecen muchas, comparadas con la población mundial son muy pocas.
Yo soy una de ellas. También he tenido esa curiosidad y periódicamente voy buscando información en webs, blogs y foros.
He encontrado una página llamada protocolo.org donde hay un post muy completo al respecto. Habla sobre la composición del puro, orígenes de los tabacos que lo forman y maneras de cortar, encender y fumar.
Mucha información y muy clara en un breve post. Ideal para hacerse una idea.
Pongo una infografía que tiene en la web que es muy ilustrativa. Aunque sólo sea por "culturilla" general míratela.
La infografía se titula "Cómo fumar un habano". No creo que sea correcto llamar habano a todos los puros, ni siquiera llamar puros a todos los cigarros. Pero bueno, este mundillo está lleno de generalidades que ayudan a entendernos, aunque no sean del todo precisas.
Paso 1. Elegir un buen puro. Sólo en este punto ya se podría hacer un post, o un libro o una enciclopedia, seguro. Yo elegiría un buen puro comprándolo en un sitio adecuado. Es decir, en un estanco con cava de puros. Si no tengo experiencia, dejaría que esa elección la hiciera para mí inicialmente un experto como el estanquero. Tal vez tengo poca idea, pero seguro que más aficionados han comprado puros y al menos puede tener un mejor criterio.
Si estamos empezando, me decidiría por fortalezas suaves, eso lo tengo claro. Tampoco me cortaría en el tema del precio. Le pediría cigarros entre dos y tres euros de precio. No compraría sólo uno. Al menos compraría dos. No te des sólo una oportunidad en probar algo nuevo.
Paso 2. Sacarlo de la caja o funda con cuidado. Los puros, habanos o cigarros premium son delicados. Están hechos con "hojas secas" y ya sabes lo quebradizas que pueden llegar a ser. Es muy importante que no se rompan. Un agujero o una rotura podría afectar a la fumada. No es agradable fumar un puro roto, vas a aspirar aire, puede quemarse demasiado rápido, calentarse demasiado o apagarse. Vamos, fumar mal.
Si los compras sueltos, lo más habitual es que te los vendan dentro de una bolsa de plástico que no es que proteja mucho, pero algo hace. Existen pureras más o menos rígidas para poder llevarlos en el bolsillo o en el bolso. Yo en su día me compré una y de cuando en cuando la utilizo. Puedes verla en este enlace. Existen humidores de viaje para protegerlos y conservarlos con la humedad óptima. Hay muchas opciones, pero inicialmente puedes simplemente tratarlos con cuidado.
Paso 3. Oler y "saborear" su aroma. Se está haciendo largo este post, así que voy a parar en este tercer paso. El puro se disfruta incluso antes de comprarlo. Es así. Piensa que su fumada te va a durar mínimo media hora y según la vitola que sea, te podría durar hasta un par de horas. No es algo que se improvisa.
Cuando lo tienes entre los dedos, antes de encenderlo, lo más normal es que lo huelas. El aroma de la capa, acercarlo a la nariz, pero acercarlo de verdad, inspirar fuerte. Los puros se huelen por el pie. El pie es la parte de abajo, por donde se enciende. Eso no significa que en el propio estanco debes ponerte los cigarros en la nariz, quedarías como un verdadero guarro o guarra si hicieras eso.
El sabor y el olor van totalmente unidos. Algunos puros huelen a tierra húmeda, a cuero, a especias, a frutos secos, a cacao. Se dice que incluso huelen a tabaco, jaja. El tema de los aromas y la capacidad de verdaderos especialistas en detectarlos a veces es mítico. A mí no me preocupa, o intento que no me preocupe. No es lo más interesante ser un cromatógrafo de gases humano para disfrutar un puro.
Pero es así, el aroma antes de encenderlo ya forma parte del placer de fumar. No hay que tener prisa.
Como decía al principio de este post, fumar un puro es muy fácil y sencillo si te dejas llevar. La naturalidad y la búsqueda del placer de disfrutar es lo fundamental. Ya antes del descubrimiento de América se fumaba tabaco. Se ponía en la boca y se encendía. Desde entonces hasta ahora todo es artesanía para un mejor disfrute. Ligas de tabaco, cultivo, orígenes, conservación, añejamiento, fuego, tiempo...
Fumar y tranquilidad. Dos palabras que pueden ir fácilmente en la misma frase. Y no hay tranquilidad sin paz. Os suena la expresión de fumar la pipa de la paz?. A mí lo que no me suena es fumar la pipa de la guerra. Se disfruta cuando estás en paz.
Escuché en un video de Youtube que alguien decía que no conocía a ningún fumador cabreado. A mí me costaría encenderme un buen cigarro estando enfadado, estresado o preocupado por algo. El cigarro no me tranquiliza, me ayuda a disfrutar de la tranquilidad del momento.
En un próximo post seguiré con los otros puntos, que este ya se ha alargado demasiado.
Buenas fumadas¡
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